jueves, 27 de octubre de 2011

Soy una marioneta en una cuerda solitaria






Soy una marioneta en una cuerda solitaria. Olvidada.

Colgado de una estrella intermitente acaricio en mi mente tu recuerdo.

Mientras naciones enteras se declaran la guerra como buenos hermanos y el dinero gobierna al mundo, como la mierda al moscón cojonero.

Mientras el sistema agoniza y nosotros lo prefiriéramos bien muerto.

Hoy, que los niños de ocho años tienen cuenta de Facebook, de Twitter. Hoy que viven umbilicados a su iPod, iPhone, iPad, mientras yo oscilo en mi juguetona memoria la peonza de mi pasado. Las chapas. El yoyó del tiempo franqueado.

Luego, frente al espejo, contemplo al homúnculo gris que vuelve al trabajo vestido de fracasado.

Hoy que el tercer mundo es veinte veces el primero, pero seguimos exprimiéndolo como un pomelo.

Hoy que ni la sangre que vertemos merece el sacrificio del carnero.

Hoy que los empresarios pretenden hacer a los calvos cortes de pelo. Hoy que del aliento de los poderosos emana Zyklon B y genocidio obrero.

Hoy, espero.

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