martes, 17 de abril de 2012

Envejecer es confinar el recuerdo


Definición gráfica de derrape de camión (me apetecía ponerlo, jijiji).

La chica es fea como un mono. Parece un mono, la conozco de vista. Peluda y cetrina. Nariz ancha, cráneo simiesco, sí. Quizás otros se la tirarían, yo no sabría. Yo me vería incapaz de introducirla en un antepasado milenario. Me arredraría el respeto genealógico por la neanderthalidad. Pero así son las cosas del retoque fotográfico hoy día. Nadie es, ni tan feo como en su foto del DNI, ni tan guapo como en su foto de perfil. Hay que buscar un infeliz término miedo (terrorífico) entre dos mentiras bien calibradas, de igual grado y signo contrario.

Ella ha puesto algo en su muro y me he fijado en la foto con curiosidad. No la reconocí, claro. Después, constaté el chasco. Asueto.

Luego pienso en las mujeres que he perdido,
Las pasiones que he vertido,
Y un rato cada día
Me quedo atontado mirando
Por la ventana
el cielo de nubes herido,
Preguntándome si, empero,
Recordarán al tonto que yo he sido.

Me figuro que no, claro. Para qué. Yo tampoco soy adalid de la memoria, centinela del instante, para qué vamos a engañarnos. He de fruncir el ceño, entrecerrar los párpados y remontarme a la espeleología más aviesa para rescatar siquiera algún polvo bueno de los que eché hace mil años. Amar es posponer el vacío; envejecer es confinar el recuerdo; perder es olvidar que se ha sido. Aquí todo es presente, todo inmediato. Los muertos son los primeros represaliados del silencio: hasta los gusanos ofician sigilosos, por respeto a la sepultura del carcomido.

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