martes, 28 de septiembre de 2010

El mar y un cielo azul interminable




El mar y un cielo azul interminable, inabarcable, estragante.

El verano infinito. Salitre en la piel. Brisa fragante. Cabello mecido. Destellos de rayos solares inclinando nuestros párpados. Solaz.

Donde las olas rompen es donde nace el suicidio cotidiano; todos los decesos son el mismo repetido. Ascender a la parte más escarpada de tu desolación y después, simplemente dejarte caer. Caer.

Caer.

Entonces era feliz. Es fácil ser feliz cuando no pasa nada. Ni el tiempo. El niño descubre el mar y exclama. El viejo regresa al mar y suspira. La ola torna espuma y se libera. La lágrima abandona el espectro y se sacraliza. El sueño frágil quiebra y germina el desvelo.

Aún recuerdo, y la memoria es el tormento. El patrimonio último del viejo.

Descenso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario