martes, 21 de septiembre de 2010

Declaración de Intenciones


Bien.


Heme aquí de nuevo. Después de bastante tiempo de mandar la escritura al carajo, resulta que me aburro y tengo que canalizar la ignominia de mi existencia de algún modo. Las redes sociales, el marca.com y tanta soplapollez con la que la gente malgasta el tiempo a mí me acaban alienando más que si me autolobotomizara por el bien de la humanidad. Necesito escribir. Es una de las cosas que te mantiene alejado de acabar cruzado en la vía del tren.


Así que retomo la escritura, pero no con ansias de imprimir líneas inmortales ni trascender cuán pedo de monarca, sino para excretar tanta cosa que me pasa por la cabeza y no encuentra liberación. Liberémonos pues, truñemos palabras. Hagamos un templo a la excreción dorada.


En realidad quiero escribir por deporte, para no anquilosarme, para retomar la prosa fácil, por entrenamiento. Un poco como el tipo que se mata a pajas todos los días para estar en forma el día que ligue y poder echar tres sin sacarla con una diosa del amor que no cobre por servicios prestados.


Aquí comiendo a perorar sin público a la vista, enfrentado a la soledad e incomprensión absolutas de una audiencia ausente. Como a mí me gusta.


Hagan juego, señores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario