miércoles, 1 de febrero de 2012

No se me podía llamar hombre



"No se me podía llamar hombre; no me quedaba un adarme de sensibilidad. Y no era un animal, porque si hubiera sido un animal, habría tenido la sensatez de no meterme en esto. Los animales sólo se matan entre sí cuando tienen hambre. Nosotros matamos porque tenemos miedo de nuestra sombra, miedo de reconocer que si usamos un poco de sentido común tendríamos que reconocer que nuestros gloriosos principios estaban equivocados. Hoy no tengo ningún principio; soy un proscrito. Sólo me queda una ambición: beber diariamente lo necesario para olvidar cómo es el mundo."

Henry Miller. Noches de amor y alegría.

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