miércoles, 17 de noviembre de 2010

Sin saberlo



(¡Uy esta qué gonita! ¡Tonto el que no la escuche!)



Cuando en mitad de la noche la lluvia golpea contra las ventanas.

Cuando la tenaz oscuridad recorre las avenidas solitarias de esta tristeza que no cesa.

Cuando soy consciente de que nunca volveré a ser ese niño extraviado en algún lugar de un tiempo que nunca se avocaba a transcurrir.

Cuando entiendo que lo que ha quedado atrás no podrá ser recobrado. Nunca los errores subsanados; expiados los pecados.

Cuando un viento frío zarandea caprichosamente las puertas mal engrasadas en las que chirrían los goznes oxidados que sostienen a duras penas mi alma.

Entonces es momento de concebir que todo está lleno de olvido, de pérdida, de derrota silenciada por los portavoces del gobierno de la nada.

Es este firmamento quebrado en el horizonte último de la locura, soslayada inútilmente. Es este hoy inhumano en el que tantos porfiamos contra un futuro perpetuo que algún día nos engullirá sin remedio.

A veces siento que escribo como el que evita un suicidio. Como el que esgrime diques contra un llanto inagotable. Como el que escupe al viento. Como el que ha sido desplazado de todo centro. Desgajado. Inhábil. Desmantelado. Víctima de su recuerdo.

Sigo aquí. Solo. Asomado al acantilado oscuro que nos circunda a todos pero sólo algunos vemos.

En nuestro yo profundo, todos somos islas desiertas.

Zozobramos hace tiempo. Sin saberlo.

2 comentarios:

  1. Desde mi estación espacial he visto tu isla a la deriva, y no pinta tan mal como tú dices.
    Saludos y mucha suerte en tu nueva travesía

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  2. Todo un honor recibir comentarios de usted, eximio caballero!

    Esperamos mantener estrecha relación bloguera con ud, genio de las letras satíricas.

    A cuidarse!!

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