miércoles, 27 de junio de 2012

Mientras haya un escalón por debajo



Un currito público coge gripe. Cuando va a comprar antigripales le pretenden clavar seis pavos por la caja. Decide no pagarlos y por ello se pasa más días enfermo en la cama, con lo que le descuentan más días del salario por estar de baja. Con lo cual, llega un momento en que, si la convalecencia es prolongada, no le sale a cuenta estar enfermo. ¿Qué hacer?

Se me ocurre que pondríamos las cosas mucho más sencillas a nuestros responsables gobernantes si decidiéramos suicidarnos para eliminar el coste que suponemos al Estado. Viene a mí esa imagen de documental, hordas de ratas saltando desde lo alto de un risco, exterminándose en grupo ante la inminencia de la catástrofe para la especie. Pues nosotros igual, con serenidad de espíritu, marchando alegres hacia el precipicio. Salvo por un pequeño detalle.

Si dejamos de existir, es evidente que dejamos de suponer un coste en muchas partidas, pero, ¿a quién le iban van a chupar la sangre -si desaparecemos- para costear la nacionalización de las Cajas de Ahorros? ¿Sobre quién hacer recaer los duros recortes sociales que, ya sabemos, afectan sobre todo a los que menos tienen? ¿Quien quedaría? Pues me imagino yo que tendrían que sacar los duros a los banqueros y financieros, responsables de esa misma deuda generada por aquella burbuja especulativa.

Qué extraño y justo -poéticamente- sería ese nuevo mundo en que los responsables de un desfalco hicieran frente a las consecuencias de sus actos, ¿verdad?

Lo malo es que para ello, tendrían que inmolarse todos los de abajo, que nada tuvieron que ver con el destrozo.

Mientras haya un escalón por debajo, habrá paz para los malvados. O como decía aquel viejo proverbio chino: "Cuando los gordos adelgazan, los delgados mueren".

1 comentario:

  1. Yo abogo, no por un suicidio colectivo, más bien el exterminio de esos "gordos", los muertos de hambre somos muchos y con ganas de comer...

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