viernes, 16 de diciembre de 2016

E. B. n.º 2, X-1994


—Cariño, tenemos que hablar. Hace tiempo que tenemos que hacerlo. Al menos yo, me apetece. ¿Puedes sentarte?
 
P.
 
—Bueno, a mí me apetece menos todavía, pero tú me importas y lo último que me apetece es que sufras. Me preocupa mucho, créeme.
 
P.
 
—Porque me importas. Porque te quiero. Lo bastante como para ser realmente honesto.
 
P.
 
—Es que a veces me preocupa que puedas sufrir. Y no te lo mereces. Quiero decir que no te mereces sufrir.
 
PP.
 
—Porque, para ser honesto, mi historial no es muy bueno. Casi todas las relaciones íntimas que he tenido con mujeres terminan con ellas sufriendo de alguna manera. Para ser honesto, a veces me preocupa la posibilidad de ser uno de esos tíos que usan a la gente, a las mujeres. Me preocupa a vec… No, joder. Voy a ser honesto contigo porque me preocupas y porque te lo mereces. Cariño, mi historial de relaciones es el de un tipo más bien indeseable. Y cada vez más a menudo últimamente tengo miedo de que sufras, de que yo pueda hacerte daño del mismo modo que al parecer he hecho daño a otras que…
 
P.
 
—Que tengo un expediente, unas pautas, por decirlo de alguna manera; por ejemplo, suelo ir muy rápido y muy fuerte al principio de una relación y persigo a la otra persona con mucha intensidad y soy muy cariñoso y me enamoro perdidamente desde el mismo principio, y digo «Te quiero» desde los inicios de la relación, y empiezo a hablar en futuro desde el principio, y no pongo nunca límite a la hora de decir o hacer para demostrar lo mucho que me importa, lo cual por supuesto tiene el efecto natural de hacerles creer a ellas que estoy realmente enamorado (y lo estoy), y eso luego, creo yo, parece que las hace sentirse lo bastante queridas y por decirlo de alguna forma seguras como para empezar a decir que ellas también me quieren y a admitir que también están enamoradas de mí. Y no es (déjame hacer hincapié en esto porque es una verdad como un templo), no es que no esté diciendo la verdad cuando lo digo.
 
P.
 
—Bueno, no digo que no sea razonable preguntarme a cuántas se lo he dicho antes ni preocuparse por esa cuestión, pero si no te molesta, la verdad es que no es de eso de lo que estoy intentando hablarte, de manera que si no te molesta quiero mantenerme apartado de cosas como las cifras y los nombres propios e intentar limitarme a ser totalmente honesto contigo acerca de cuáles son mis preocupaciones, porque me importas. Me importas mucho, cariño. Muchísimo. Ya sé que resulta inquietante, pero es muy importante para mí que creas esto y te fíes de mí mientras tenemos esta conversación, de que el hecho de que lo que digo o lo que temo que vaya a acabar haciendo te vayan a hacer daño no significa de ninguna forma que no me importes o que no haya hablado absolutamente en serio todas las veces que te he dicho que te quería. Todas las veces. Espero que te lo creas. Te lo mereces. Y además es verdad.
 
P.: …
 
—Pero lo que quiero decir es que desde hace tiempo todo lo que hago y digo tiene el efecto de provocar que ellas piensen que se trata de una… De una relación muy seria, y uno casi diría que es como si las estuviera alentando para que pensaran en términos de futuro.
 
P.
 
—Porque entonces esas pautas, por llamarlas de alguna forma, parecen dictar que una vez la he conseguido, por decirlo de alguna forma, y ella está tan entregada a la relación como yo, entonces parece que se adueñe de mí una incapacidad fundamental para continuar avanzando y llegar hasta el final y establecer un… ¿cuál es la palabra adecuada?
 
P.
 
—Sí, vale, esa es la palabra, aunque tengo que confesarte que la manera en que la dices me llena de miedo de que ya estés sufriendo y no te estés tomando lo que estoy diciendo con el espíritu con que te estoy hablando del asunto, y para ser honestos me importas lo bastante como para confesar ciertas preocupaciones honestas que me han estado rondando acerca de la posibilidad de que puedas sufrir, lo cual, créeme, es la última cosa que quiero.
 
P.
 
—Pues que, examinando mi historial y tratando de entenderlo, me da la impresión de que hay algo en mí que me hace acelerar demasiado en la fase inicial de intensidad y me lleva a una situación de compromiso, pero entonces no parece capaz de seguir empujando todo el tiempo y establecer realmente el compromiso de crear algo verdaderamente serio, orientado al futuro y firme con ellas. Como diría el señor Chitwin, no soy una persona íntima. ¿Me estoy explicando? Me da la impresión de que no me estoy expresando muy bien. Lo que provoca por lo visto el sufrimiento es que esta incapacidad solamente aparece después de haber hecho, dicho y de haberme comportado de una forma que a cierto nivel estoy seguro de que les hace pensar que quiero algo tan comprometido y orientado al futuro como ellas. De forma que, para ser honesto, este es mi historial en relación a estas cosas, y por lo que sé este historial parece indicar que soy un individuo indeseable para las mujeres, algo que me preocupa. Mucho. Que yo a lo mejor les pueda parecer un tío completamente ideal a las mujeres hasta llegado un punto de la relación en que abandonan toda resistencia, bajan las defensas y se entregan al amor, y por supuesto eso mismo parece ser lo que yo he querido desde el mismo principio y la razón por la que he trabajado tanto y las he agasajado con tanta intensidad y, tal como soy perfectamente consciente de haber hecho contigo, por eso me he puesto tan serio y he pensado en términos de futuro y he usado la palabra «compromiso» y entonces (y créeme, cariño, esto es difícil de explicar porque yo mismo no lo entiendo del todo), llegado este punto, históricamente, la mejor explicación que encuentro es que parece que algo en mí, por decirlo de alguna forma, da marcha atrás y acelera al máximo pero ahora en la dirección contraria.
 
P.
 
—Lo único que sé es que me entra el pánico y siento que he de dar marcha atrás y salir de ahí, pero por lo general no estoy completamente seguro, no sé si realmente quiero salir o si simplemente estoy sufriendo un ataque de pánico, y aun cuando soy presa del pánico y quiero largarme sigo sin querer perderlas, por lo visto, de forma que tiendo a dar un montón de señales ambiguas y a decir y hacer un montón de cosas que parecen confundirlas y desorientarlas y causarles dolor, y créeme que todo eso siempre termina haciéndome sentir horrible, incluso mientras lo estoy haciendo. Y tengo que decirte con total honestidad que es lo que temo que pase con nosotros dos, porque desorientarte o causarte dolor es absolutamente la última cosa en…
 
PP.
 
—La verdad absoluta es que no lo sé. No lo sé. No he logrado averiguarlo. Creo que lo único que intento al sentarme ahora y hablar de esto es preocuparme de verdad por ti y ser honesto conmigo mismo y con mi historial de relaciones y hacerlo en medio de algo en lugar de hacerlo al final. Porque de acuerdo con mi historial solo al final de mis relaciones parezco ser capaz de exponer abiertamente algunos de mis miedos sobre mí mismo y mi historial de causar dolor a las mujeres que me quieren. Lo cual, por supuesto, les causa dolor a ellas, esa honestidad repentina, y les sirve para expulsarme de la relación, y después me preocupa la posibilidad de que eso mismo fuera mi plan inconsciente en el momento de sacar el tema y sincerarme por fin con ellas, tal vez. No estoy seguro.
 
P.: …
 
—Así que de todas formas la verdad es que no estoy seguro de nada. Solamente estoy intentando contemplar con honestidad mi historial y ver con honestidad lo que parece ser su conjunto de pautas y saber si es probable que estas pautas aparezcan también contigo, lo cual créeme que no me apetece en absoluto. Por favor, créeme que infligirte cualquier dolor es lo último que quiero, cariño. Este rollo de dar marcha atrás y como diría el señor Chitwin «cerrar el negocio», eso es lo que quiero intentar explicarte con total honestidad.
 
P.: …
 
—Y cuanto más rápidamente e intensamente las he perseguido al principio, agasajándolas y yendo detrás de ellas y sintiéndome completamente enamorado, la intensidad de esa atracción parece ser directamente proporcional a la intensidad y la urgencia con la que después parezco encontrar vías de dar marcha atrás y retroceder. El historial indica que esa especie de retroceso repentino sucede justo cuando tengo la sensación de que las he conseguido. Sea lo que sea lo que quiera decir conseguido: honestamente no sé lo que quiere decir. Parece significar que por fin sé con certeza que ahora están tan entregadas a la relación e interesadas en el futuro como yo. Como yo lo he estado. Hasta ese momento. Sucede así de rápido. Y cuando sucede es terrorífico. A veces ni siquiera me entero de qué ha sucedido hasta que se ha terminado y entonces miro atrás e intento entender cómo ella ha podido sufrir tanto, si es que ella estaba loca y dependía de mí hasta un extremo antinatural o si soy un indeseable en lo que respecta a las relaciones. Sucede con una rapidez increíble. Parece al mismo tiempo rápido y lento, como un accidente de coche, donde casi parece que lo estás viendo desde fuera en lugar de estar participando en él. ¿Me estoy explicando?
 
P.
 
—Por lo visto tengo que estar todo el tiempo admitiendo que me aterra que no me vayas a entender. La posibilidad de no explicarme lo bastante bien o de que por alguna razón, y sin ser culpa tuya, puedas malinterpretar lo que estoy diciendo y darle la vuelta de alguna forma y acabar sufriendo. Siento un terror increíble, te lo aseguro.
 
P.
 
—De acuerdo. Eso es lo malo. Docenas de veces. Por lo menos. Unas cuarenta o tal vez cuarenta y cinco. Para ser honestos, tal vez más. Bastantes más, me temo. Supongo que ya no estoy seguro.
 
P.: …
 
—En la superficie, y en relación a los detalles, muchas de ellas eran bastante distintas, las relaciones y lo que terminó pasando. Pero, cariño, de alguna forma he empezado a ver que por debajo de la superficie todas eran más o menos lo mismo. Las mismas pautas básicas. En cierta forma, cariño, el hecho de ver esto me da bastantes esperanzas, porque tal vez quiere decir que me estoy volviendo más capaz de entenderme y de ser honesto conmigo mismo. Parece que estoy desarrollando cada vez más conciencia en este sentido. A una parte de mí le aterra todo esto, para ser honestos. Los inicios tan intensos, casi demasiado acelerados, y el sentirme como si todo dependiera de conseguir que bajen las defensas y se entreguen y me quieran de forma tan total como yo las quiero a ellas, luego me entra el pánico y doy marcha atrás. Admito que me produce cierto miedo la idea de ser consciente de todo esto, como si por lo visto me fuera a hacer falta todo el espacio para maniobrar. Y es extraño, lo sé, porque al principio de las pautas no quiero espacio para maniobrar, lo último que quiero es espacio para maniobrar, lo que quiero es entregarme y que ellas se entreguen conmigo y crean en mí y que estemos juntos en ello para siempre. Lo juro, prácticamente todas las veces he creído que era eso lo que quería. Por esa razón no me parece que yo fuera perverso ni nada parecido, ni que yo les estuviera mintiendo ni nada parecido… Aunque al final, cuando por lo visto yo ya he dado marcha atrás y me he alejado del todo, ellas sienten casi siempre que yo les he mentido, como si en caso de haberles hablado en serio fuera imposible haber cambiado de opinión y dado marcha atrás de esa forma. Y todavía, para ser honestos, no creo que yo haya hecho nunca eso: mentir. A menos que simplemente esté racionalizando. A menos que yo sea una especie de psicópata capaz de racionalizar cualquier cosa y ni siquiera sea capaz de ver las manifestaciones del mal que están teniendo lugar de la forma más obvia, o tal vez no me importa nada y lo único que quiero es engañarme a mí mismo y creer que me preocupo por los demás para continuar viéndome a mí mismo como un tipo decente. Todo es increíblemente confuso, y esa es una de las razones por las que he dudado tanto antes de explicártelo, por miedo a no ser capaz de plantearlo con claridad y a que tú no me vayas a entender y acabes sufriendo, pero he decidido que si me importas tengo que tener el valor para actuar realmente en consecuencia, anteponer mi preocupación por ti a mis preocupaciones y confusiones egoístas.
 
P.
 
—Cariño, estoy encantado. Confío en que no estés siendo sarcástica. Estoy tan confuso y aterrado en estos momentos que probablemente no me daría cuenta.
 
P.
 
—Ya sé que tendría que haberte contado algo de todo esto antes, y también haberte hablado de las pautas. Antes de que vinieras aquí a vivir conmigo, y créeme que significó mucho para mí… Me hizo sentir que realmente te importaba esto, lo nuestro, el estar conmigo, y quiero ser tan cariñoso y honesto contigo como tú lo has sido conmigo. Sobre todo porque sé que el venirte aquí fue algo para lo que te presioné mucho. La facultad, tu apartamento, tener que librarte de tu gato… por favor, no me malinterpretes, el hecho de que dejaras todas estas cosas para estar conmigo significa mucho para mí, y es una parte muy importante de por qué creo que te quiero y me importas tanto, demasiado como para que no me aterre llegar de alguna forma a desorientarte y hacerte sufrir, y créeme, tendría que ser un psicópata total para no tener en cuenta esa posibilidad dado mi historial en estas cuestiones. Eso es lo que quiero ser capaz de decir con bastante claridad como para que me entiendas. ¿Estoy consiguiendo explicarme aunque sea un poco?
 
P.
 
—No es tan simple como eso. Al menos no tal como yo lo veo. Y créeme que no es que yo vea todo esto como si yo fuera un tío totalmente decente que nunca hace nada mal. Alguien que fuera mejor tipo probablemente te habría hablado de las pautas y te habría advertido de antemano antes de empezar a acostarnos, para ser honestos. Porque te aseguro que me sentí culpable después de hacerlo. De acostarnos. A pesar de lo increíblemente mágico y extático y de lo bien que estuvo y que estuviste tú. Probablemente me sentí culpable porque era yo el que había estado presionando tanto para que nos acostáramos tan pronto, y aunque me dijiste con toda honestidad que te hacía sentir incómoda el hecho de acostarnos tan pronto y yo ya entonces te respeté y me preocupé mucho por ti y quise respetar tus sentimientos pero aun con todo seguía sintiéndome increíblemente atraído por ti, fue una de esas descargas irresistibles de atracción, y me sentí tan abrumado por ella que incluso sin quererlo necesariamente sé que me entregué demasiado pronto y probablemente te presioné y te apremié para que te entregaras y nos acostáramos juntos, aunque ahora creo que a cierto nivel probablemente ya sabía lo culpable e incómodo que me iba a sentir después.
 
P.
 
—No me estoy explicando lo bastante bien. No estoy llegando al fondo. Muy bien, ahora me está entrando pánico de que empieces a sufrir. Por favor, créeme. Mi única razón para querer que habláramos de mi historial y para tener miedo de lo que pueda ocurrir es que no quiero que ocurra, ¿entiendes? No quiero dar marcha atrás de pronto y empezar a intentar escabullirme después de que tú me hayas dado tanto y hayas venido aquí y ahora que… Ahora que estamos tan unidos. Rezo para que seas capaz de ver que el hecho de que yo te cuente lo que siempre ocurre es una especie de prueba de que no quiero que ocurra contigo. Que no quiero ponerme irritable ni hipercrítico ni largarme y pasarme varios días seguidos lejos ni ser descaradamente infiel de una forma que seguro que acabas descubriendo ni ninguna de esas formas repulsivamente cobardes que he usado antes para salir de algo que he pasado meses persiguiendo intensamente y esforzándome para conseguir que la otra persona se entregara igual que yo. ¿Me estoy explicando? ¿Te puedes creer que estoy intentando honestamente respetarte advirtiéndote acerca de mí, en cierto modo? ¿Que estoy intentando ser honesto y no deshonesto? Que he decidido que la mejor manera de escapar de esas pautas que harían que sufrieras y te sintieras abandonada y como una mierda es intentar ser honesto por una vez. Aunque debería haberlo hecho antes. Aunque admito que tal vez sea posible que puedas interpretar lo que estoy diciendo ahora como algo deshonesto, como si de alguna forma intentara asustarte para que te echaras atrás y yo pudiera escabullirme de esto. Y no creo que sea eso lo que estoy haciendo, pero siendo totalmente honesto no puedo estar ciento por ciento seguro. No puedo aventurar eso contigo. ¿Lo entiendes? ¿Que estoy intentando quererte con todas mis fuerzas? ¿Que me aterra el no poder amar? ¿Que tengo miedo de ser fundamentalmente incapaz de hacer otra cosa que perseguir y seducir y luego echar a correr, entregarme y luego dar media vuelta, no ser nunca honesto con nadie? ¿De no ser nunca un tipo íntimo? ¿De ser tal vez un psicópata? ¿Te imaginas lo que me cuesta contarte esto? Y me aterra que después de contarte todo esto me vaya a sentir tan culpable y avergonzado que no sea capaz ni siquiera de mirarte ni pueda soportar el estar contigo, saber que sabes todo esto de mí y en adelante tener miedo todo el tiempo de lo que estás pensando. Que incluso es posible que el hecho de que ahora esté intentando honestamente eludir las pautas de enviar señales ambiguas y escabullirme sea otra forma de escabullirme. O de hacer que seas tú quien te marches, ahora que te he conseguido, y tal vez en el fondo soy un capullo tan cobarde que ni siquiera tengo agallas para ser yo el que se marcha, sino que quiero que seas tú la que se marche.
 
PP.
 
—Esas preguntas son válidas y totalmente comprensibles, cariño, y te juro que haré absolutamente todo lo que pueda para contestarte lo antes posible.
 
P.: …
 
—Solo hay una cosa más que creo que tengo que decirte primero. Para que la pizarra quede limpia por una vez y todo salga a la luz. Me aterroriza decírtelo pero voy a hacerlo. Luego será tu turno. Pero, escucha: no es nada bueno. Me temo que va a hacerte daño. ¿Puedes hacerme un favor y contenerte y prometerme que intentarás no reaccionar durante un par de segundos cuando te lo diga? ¿Podemos hablar de ello antes de que reacciones? ¿Me lo puedes prometer?

E. B. n.º 2, X-1994
CAPITOLA, CALIFORNIA
David Foster Wallace
Entrevistas breves con hombres repulsivos

1 comentario: