lunes, 31 de enero de 2011

La piedra


Como ya sabéis, la piedra es el único mineral que tropieza dos veces con el mismo hombre.


(Y no me refiero a la señorita Lucía Lapiedra, pero quedaría fetén también la frase, jejeje...)

sábado, 29 de enero de 2011

jueves, 27 de enero de 2011

No sé qué más, ¡chapter Tree! (¡capítulo arbóreo!)



(¡Dale al play antes de leer para ambientar, calamar!)


Ah sí, Leñe.

Me desperté en la cama empapado. Y también sudando. Me limpié con las sábanas, como mandan los cánones del savoir faire post-seminal. Luego recordé la trágica historia del tío Eufrasio, que tuvo un viaje astral del que jamás regresó del todo debido a la trágica ingestión de una chufa lisérgica que le tuvo quince años en estado vegetativo y expresándose sólo en bable los días de luna llena en los años astrales de la rata diabética del Uzbekistan. ¡Menudo viaje! Mi madre, Suetonia, siempre nos metía miedo con aquella cercana historia familiar para que no experimentáramos con las drogas. Por lo que pudiera pasar. Al final tiramos por lo seguro. Rehusamos la lisergiquez. Yo me aficioné a esnifar caspa soriásica de las hombreras de mis ídolos rock cuando asistía a sus conciertos y mi hermana, Genitales, se inyectaba emulsión de salsa pil pil en las venas varicosas de glúteos y papada. Para tentar al vértigo celulítico, supongo.

Pensaba en las drogas al recordar la noche loca que acababa de pasar con Ani Hall. ¿Nos habíamos metido algo? Imposible recordar. Aniceto, por su parte, sí que había coqueteado de joven en exceso con las drogas. En una ocasión en que había fumado mucho carnnabys (street), con los ojos inyectados en salmorejo y mientras acariciaba libidinosamente a un ficus polinizante afirmó solemnemente: “ya sé cuál es el secreto de la felicidad: prácticas onanísticas con un pony”. Otra vez me dijo:

– ¿oye, tú sabes cuál es el método anticonceptivo más barato del mundo?

–no.

–exactamente amigo mío, exactamente.

Ani era un filósofo. Dicho lo cual, retomemos la acción vertiginosa. Me asaltaron las dudas. ¿La noche anterior había sido real o fue por el contrario un sueño? Me recordó a aquella inexplicable vez que de niño soñé que me caí, durante una visita al zoo, en la jaula de los gorilas durante su periodo de celo. A la mañana siguiente cuando me desperté, extrañamente, tenía un chichón en el cogote, olía a estiércol de babuino, había medicamentos de opio en mi mesa y cagaba sangre. Me miré de espaldas al espejo y me vi el ojete vuelto como el pellejo de una salchicha. Nunca conseguí explicármelo, tan partícipes de un todo son a veces el mundo onírico y el consciente interfecto, eternamente imbuido de una extraña neblina pareidólica. Dejé mis elucubraciones y decidí telefonear a Ani para que pusiera un poco de luz en mi oscuridad, densa como axila de activista antisistema.

– ¡No me acuerdo de prácticamente nada de lo que pasó anoche Ani! ¡Tienes que ayudarme a recordar!

–Bien. Estás de suerte. Mi proverbial memoria nunca descansa. Lo tengo todo fijado en mi cpu interna. He aquí lo que sucedió: recuerdo vívidamente que dijiste que invitabas tú a meretrices, que no tenías liquidez pero que me lo apuntara. También desayunamos en el Palace y me dejaste a deber cien euros. ¡Ah! Y te pusiste filantrópico y me juraste que la próxima letra de mi piso corría de tu cuenta. Eso fue lo más reseñable de anoche. Lo demás deviene baladí.

–Umm..., ¿estás completamente seguro de que eso fue lo que pasó?

–Totalmente. De todos modos, si aún tienes dudas podemos quedar con mi abogado, que ya está tramitando tu subrogación en el pago de las letras de mi hipoteca y que podrá dar fe de que tales hechos vinculantes se produjeron anoche.

–Pero… ¿cómo puede saberlo él si no se vino de juerga con nosotros?

–Querido sofista, dudador socrático de todo, la solución es sencilla, my dear. Como dijo Calderón de la Broca “esta vida es sueño y los truños, sureños son”. Por eso, por la autoridad que me confiere la inhumanidad y virtualidad de este mundo irreal en el que todos creemos existir, afirmo que da lo mismo que exista tu deuda conmigo o no. Somos mera subjetividad corpórea, así que no vamos a ponernos ahora a tratar menudencias tales como los pormenores de la verosimilitud de lo acaecido anoche.

–Ah, vaya, resultas muy convincente, Aniceto.

–Lo sé. Estudié un curso CCC de cría en lata de berberecho otomano, y esto imprime carácter. Bien, prosigamos pues. Como corolario a las perlas de sabiduría que acabo de verter en esta vacua conversación, sacudiré tu gnosis con una última premisa filosófica que circuncidará tu alma. Veamos. Si una morcilla pierde la tripa que la envuelve, pierde también sus propiedades corpóreas, ¿no es así?

–Pues creo yo que sí, porque se desparramaría y se quedaría chuchurría, ¿no?

–Muy cierto, querido como te llames (soy frágil para los nombres, tú). Pues igualmente, si aceptamos la premisa mayor que acabo de enunciar, la premisa menor sería que, si tú pierdes tus propiedades y te saco las tripas para engordar mi morcilla a tu costa, llegamos a la conclusión de que nada tiene sentido y sin saber hemos sabido, metértela como es debido. Esta ha sido la lección enfitéutica de hoy. Ya puedes aplaudir. Pero no me toquéis, que me gastáis. Fotos no. Gracias, gracias. No quiero tumultos nenas. Organizaos, nombrad una representante y que ella organice una agenda para mis bis a bis con todas vosotras, fanes del mundo uníos. O como dijo el César:

Vini, Vidi, te Cruji.

Dicho lo cual, Ani cayó fulminado como por un rayo al suelo, víctima de una apoplejía mórbida, resultado de tamaño esfuerzo intelectual como se había forzado a realizar para poner a su nombre mi futuro, mi pasado, dejándome en la calle y sin un duro.

¿Continuara…?

miércoles, 26 de enero de 2011

Nos asfixiamos



(Dadle al play y esperar la música antes de la lectura)


Para ver si seguían dormidas, me asomé cuidadosamente por la ranura de la puerta entreabierta. Nada sucedía al otro lado. Incertidumbre. Discernimiento. Verdad estrellada y evaporación de sueños. Era una cálida noche estival. Podía escuchar el rumor del oleaje al concurrir a su cita eterna con las orillas. Pero era otoño en mi corazón y poco importaba. Una ternura arpegiada, como de guitarra española, auspiciaba los atonales acordes de mi pensamiento, mientras el salitre se adhería a la mirada. Mi mirada, sobre la barandilla, auscultando con preocupación el oscuro lino que abriga la marejada. Y sí, seguían dormidas: mis esperanzas.

Hubo un tiempo en que preferí el rubor de otras mejillas, de todas las mejillas. La sinuosidad de otras caderas, la diáfana rectitud de otras regiones sacras, acuclilladas. La lasciva explicitud de la armoniosidad desflorada, cualesquiera tentaciones fueran y por doquiera manaran. En alguna otra ocasión lanzarse al vacío no importaba. Ahora viajaba en el tren de la soledad que nos adiestraba en el aislacionismo de la modernidad, el despertar de la gran sociedad deshumanizada, el perfeccionamiento del extravío de la voluntad varada. Ella me abrigaba. Era mía cuando nada me quedaba. Reverberaba tras mis pasos y amparaba las horas últimas de la noche en la que apenas sucede ya nada. No es que no supiera desprenderme de ella, es que no quería, no podía permitírmelo. Tanto la amaba desde que aprendí a no esperar nada.

Pero en algún momento los equilibrios se asoman a la vertiente entrópica que nos comprende a todos, mecidos por la inevitabilidad del reflejo condicionado, del errar cotidiano, de la inconsciencia sistematizada, y cambiamos. No sabemos muy bien por qué, pero cambiamos. Tan pronto reclamamos nuestro aislamiento como necesitamos de todo y todos de un modo desaforado. No queremos un compromiso pero tememos al desarraigo. No queremos discurrir por uno de los túneles de hierro forjado que nos brinda el futuro pero la ansiedad también nace de los espacios abiertos; de éste descampado en el que nos falta el aire.

Nos asfixiamos.

jueves, 20 de enero de 2011

martes, 11 de enero de 2011

Cien años de sobriedad






Acendrado discurso de soledad y de vacío.
Y el vacío, tolerado, indemne
de los callejones últimos de la noche
que nos circundan y acompañan en los regresos,
fértiles de orfandad, filigrana de llanto, locura y esperpento.
Ceremonial absurdo del recuerdo incompleto,
desfigurado, trasunto encubridor de no tan buenos tiempos.

Luces ganadas al crepúsculo de los sueños.
Maleficio de sábanas, licores, pobres filtros eludidores de angustia.
Santuarios ungidos de metanol y hedor humano;
légamo espeso en los bajos del afecto.
Libaciones errantes que nos vierten en las avenidas del abandono.
Baldía persecución cinegética, matasellos límbico de absurdo
tatuado en nuestro pecho quebradizo, débil, inerme.
Rondador barato de la expectativa.

Y luego asoma la certeza flagrante de todo lo que no habrá de llegar,
con carácter inmediato, al menos.
Interminables jornadas de destilación, ajeneidad y cuestionamiento.
Dubitación, hastío. Replanteamiento.
Desarrollo de la novela que nos reescribe a cada movimiento.
Cien años de sobriedad. Cien lustros de desencuentro.
No nos hemos dado cuenta o no hemos querido saberlo
pero de algún modo ha llegado el momento
de cambiar significativamente el argumento.

domingo, 9 de enero de 2011

Llegar a entenderlo



(Dale al play antes de leer para llegar a entender)


Bailemos. Bailemos toda la noche y no pensemos. El cielo puede esperar. Seamos eternos. No perdamos el tiempo. La música existe para acoger a las criaturas tristes. Para acallar al desconcierto. Para aguardar la Bomba. Para colorear los paisajes melancólicos que nos habitan por dentro. Para seguir perdiendo.

El sol del verano ya está aquí. Está aquí de nuevo. Iluminando nuestra mirada. Porque nunca se marchó del todo aunque pudiéramos creerlo. No nos hemos dado cuenta pero en algún momento, lo hemos conseguido: vivir para siempre. Y no nos hemos ido haciendo viejos. Y no nos han hecho daño. Y no hemos perdido nuestro tiempo. Y no hemos extrañado porque ninguna ausencia ha llegado a buen puerto.

Habremos abandonado el reino de la noche. El eslabón del invierno. La autopista solitaria sin camino de regreso. El amargo desconsuelo que nos recorre durante el ocaso del tiempo. Nunca más tendrán nuestros bienes remedio. Ni nos quebraremos en silencio. No pensemos. No suframos. Es tan fácil ser eterno. Basta solo con llegar a entenderlo:

Lo más importante es saber atravesar el fuego.

miércoles, 5 de enero de 2011

Vertebrar el absurdo



(escuchar antes de usar)


Vertebrar el absurdo.
Aherrojar la esperanza.
Atomizar el deseo.
A eso jugamos.

Tus brazos son amarres.
Tus ojos las esclusas
Que irrigan de desconcierto
El canal en que naufrago.

Probemos ahora este juego.
No dejemos de perdernos:
La cirrosis es casa.
Quizás morir en el intento.

Acoger tardes tristes y pluviosas.
Engalanar las dependencias del fracaso.
Transustanciar el germen del olvido.
Seguir siendo.

Seguir perdido.

martes, 4 de enero de 2011

The World at Large - Modest Mouse






Ice-age heat wave, can't complain.
If the world's at large, why should I remain?
Walked away to another plan.
Gonna find another place, maybe one I can stand.

I move on to another day,
to a whole new town with a whole new way.
Went to the porch to have a thought.
Got to the door and again, I couldn't stop.

You don't know where and you don't know when.
But you still got your words and you got your friends.
Walk along to another day.
Work a little harder, work another way.

Well uh-uh baby I ain't got no plan.
We'll float on maybe would you understand?
Gonna float on maybe would you understand?
Well I'll float on maybe would you understand?

The days get shorter and the nights get cold.
I like the autumn but this place is getting old.
I pack up my belongings and I head for the coast.
It might not be a lot but I feel like I'm making the most.

The day's get longer and the nights smell green.
I guess it's not surprising but it's spring and I should leave.
I like songs about drifters - books about the same.
They both seem to make me feel a little less insane.

Walked on off to another spot.
I still haven't got anywhere that I want.
Did I want love? Did I need to know?
Why does it always feel like I'm caught in an undertow?

Moths beat themselves to death against the lights.
Adding their breeze to the summer nights.
Outside, water like air was great.
I didn't know what I had that day.

Walk a little further to another plan.
You said that you did, but you didn't understand.

I know that starting over is not what life's all about.
But my thoughts were so loud, I couldn't hear my mouth.
My thoughts were so loud, I couldn't hear my mouth.
My thoughts were so loud.


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Ola de calor de la Edad de Hielo, no me puedo quejar.
Si todo el mundo anda suelto, ¿por qué debo quedarme?
Me marché a otro planeta.
Encontraré otro lugar, tal vez uno en el que me pueda quedar.

Seguí adelante hasta otro día
hasta una ciudad completamente nueva con un camino completamente nuevo.
Fui a la terraza para pensar,
llegué a la puerta y otra vez, no pude parar.

No sabes dónde y no sabes cuándo,
Pero todavía tienes tus palabras y tienes tus amigos.
Caminas hasta otro día.
Trabajas un poco más, trabajas de otro modo.

Bueno, no cariño, no tengo ningún plan.
Saldremos a flote, ¿tal vez deberías entenderlo?
Vamos a salir a flote, ¿tal vez deberías entenderlo?
Bueno, salir a flote, ¿tal vez deberías entenderlo?

Los días se hacen más cortos y las noches más frías.
Me gusta el otoño pero este lugar se está haciendo viejo.
Recojo mis pertenencias y me dirijo a la costa.
Puede que no sea mucho, pero me siento como si estuviera haciendo lo máximo posible.

Los días se hacen más largos y las noches huelen a verde.
Supongo que no es una sorpresa, pero es primavera y debería irme.

Me gustan las canciones sobre vagabundos, libros sobre lo mismo.
Ambos parecen hacerme sentir un poco menos loco.
Me marché a otro sitio.
Todavía no he conseguido en ningún lugar lo que quiero.

¿Quería amar? ¿Necesitaba saberlo?
¿Porqué siempre me hace sentir como si estuviera atrapado a contracorriente?

Las polillas chocaban contra las luces hasta la muerte
añadiendo su brisa a las noches de verano.
Fuera, el agua, como el aire, era genial.
No supe lo que me ocurría aquel día.

Andar un poco más lejos hasta otro planeta.
Dijiste que sí, pero en realidad no entendiste.

Sé que empezar de nuevo no es de lo que trata la vida,
pero el volumen de mis pensamientos era tan alto que no pude escuchar mi boca.
El volumen de mis pensamientos era tan alto que no pude escuchar mi boca.
El volumen de mis pensamientos era tan alto...

lunes, 3 de enero de 2011

La promesa del alba


«No es bueno ser amado de esa manera, tan joven, tan pronto. Uno se acostumbra mal. Mides, confías, aguardas. Creemos que eso existe en otra parte, que lo podemos encontrar. Con el amor materno, la vida te hace al alba una promesa que jamás cumple. Después nos vemos obligados a comer frío hasta el final de nuestros días. Después de eso, cada vez que una mujer te abraza y te aprieta contra su corazón no hace más que darte el pésame. Uno siempre vuelve a aullar sobre la tumba de su madre, como un perro abandonado. Nunca más, nunca más, nunca más, unos brazos adorables te rodean el cuello y unos labios dulces te hablan de amor. Tú ya sabes de qué va. Fuiste muy temprano a la fuente y te lo bebiste todo. Cuando vuelves a tener sed, por más que busques por doquier, ya no quedan pozos, sólo hay espejismos. Desde el primer resplandor del alba, has hecho un estudio muy riguroso del amor y dispones de documentación. Vayas donde vayas, llevas contigo el veneno de las comparaciones y pasas el tiempo esperando lo que ya recibiste... »

de la obra "La Promesa del Alba", de Romain Gary.