—Cariño, tenemos que hablar. Hace tiempo que tenemos que
hacerlo. Al menos yo, me apetece. ¿Puedes sentarte?
P.
—Bueno, a mí me apetece menos todavía, pero tú me importas y
lo último que me apetece es que sufras. Me preocupa mucho, créeme.
P.
—Porque me importas. Porque te quiero. Lo bastante como para
ser realmente honesto.
P.
—Es que a veces me preocupa que puedas sufrir. Y no te lo
mereces. Quiero decir que no te mereces sufrir.
PP.
—Porque, para ser honesto, mi historial no es muy bueno.
Casi todas las relaciones íntimas que he tenido con mujeres terminan con ellas
sufriendo de alguna manera. Para ser honesto, a veces me preocupa la
posibilidad de ser uno de esos tíos que usan a la gente, a las mujeres. Me
preocupa a vec… No, joder. Voy a ser honesto contigo porque me preocupas y
porque te lo mereces. Cariño, mi historial de relaciones es el de un tipo más
bien indeseable. Y cada vez más a menudo últimamente tengo miedo de que sufras,
de que yo pueda hacerte daño del mismo modo que al parecer he hecho daño a
otras que…
P.
—Que tengo un expediente, unas pautas, por decirlo de alguna
manera; por ejemplo, suelo ir muy rápido y muy fuerte al principio de una
relación y persigo a la otra persona con mucha intensidad y soy muy cariñoso y
me enamoro perdidamente desde el mismo principio, y digo «Te quiero» desde los
inicios de la relación, y empiezo a hablar en futuro desde el principio, y no
pongo nunca límite a la hora de decir o hacer para demostrar lo mucho que me
importa, lo cual por supuesto tiene el efecto natural de hacerles creer a ellas
que estoy realmente enamorado (y lo estoy), y eso luego, creo yo, parece que
las hace sentirse lo bastante queridas y por decirlo de alguna forma seguras
como para empezar a decir que ellas también me quieren y a admitir que también
están enamoradas de mí. Y no es (déjame hacer hincapié en esto porque es una
verdad como un templo), no es que no esté diciendo la verdad cuando lo digo.
P.
—Bueno, no digo que no sea razonable preguntarme a cuántas
se lo he dicho antes ni preocuparse por esa cuestión, pero si no te molesta, la
verdad es que no es de eso de lo que estoy intentando hablarte, de manera que
si no te molesta quiero mantenerme apartado de cosas como las cifras y los
nombres propios e intentar limitarme a ser totalmente honesto contigo acerca de
cuáles son mis preocupaciones, porque me importas. Me importas mucho, cariño.
Muchísimo. Ya sé que resulta inquietante, pero es muy importante para mí que
creas esto y te fíes de mí mientras tenemos esta conversación, de que el hecho
de que lo que digo o lo que temo que vaya a acabar haciendo te vayan a hacer
daño no significa de ninguna forma que no me importes o que no haya hablado
absolutamente en serio todas las veces que te he dicho que te quería. Todas las
veces. Espero que te lo creas. Te lo mereces. Y además es verdad.
P.: …
—Pero lo que quiero decir es que desde hace tiempo todo lo
que hago y digo tiene el efecto de provocar que ellas piensen que se trata de
una… De una relación muy seria, y uno casi diría que es como si las estuviera
alentando para que pensaran en términos de futuro.
P.
—Porque entonces esas pautas, por llamarlas de alguna forma,
parecen dictar que una vez la he conseguido, por decirlo de alguna forma, y
ella está tan entregada a la relación como yo, entonces parece que se adueñe de
mí una incapacidad fundamental para continuar avanzando y llegar hasta el final
y establecer un… ¿cuál es la palabra adecuada?
P.
—Sí, vale, esa es la palabra, aunque tengo que confesarte
que la manera en que la dices me llena de miedo de que ya estés sufriendo y no
te estés tomando lo que estoy diciendo con el espíritu con que te estoy
hablando del asunto, y para ser honestos me importas lo bastante como para
confesar ciertas preocupaciones honestas que me han estado rondando acerca de
la posibilidad de que puedas sufrir, lo cual, créeme, es la última cosa que
quiero.
P.
—Pues que, examinando mi historial y tratando de entenderlo,
me da la impresión de que hay algo en mí que me hace acelerar demasiado en la
fase inicial de intensidad y me lleva a una situación de compromiso, pero
entonces no parece capaz de seguir empujando todo el tiempo y establecer
realmente el compromiso de crear algo verdaderamente serio, orientado al futuro
y firme con ellas. Como diría el señor Chitwin, no soy una persona íntima. ¿Me
estoy explicando? Me da la impresión de que no me estoy expresando muy bien. Lo
que provoca por lo visto el sufrimiento es que esta incapacidad solamente
aparece después de haber hecho, dicho y de haberme comportado de una forma que
a cierto nivel estoy seguro de que les hace pensar que quiero algo tan
comprometido y orientado al futuro como ellas. De forma que, para ser honesto,
este es mi historial en relación a estas cosas, y por lo que sé este historial
parece indicar que soy un individuo indeseable para las mujeres, algo que me
preocupa. Mucho. Que yo a lo mejor les pueda parecer un tío completamente ideal
a las mujeres hasta llegado un punto de la relación en que abandonan toda
resistencia, bajan las defensas y se entregan al amor, y por supuesto eso mismo
parece ser lo que yo he querido desde el mismo principio y la razón por la que
he trabajado tanto y las he agasajado con tanta intensidad y, tal como soy
perfectamente consciente de haber hecho contigo, por eso me he puesto tan serio
y he pensado en términos de futuro y he usado la palabra «compromiso» y
entonces (y créeme, cariño, esto es difícil de explicar porque yo mismo no lo
entiendo del todo), llegado este punto, históricamente, la mejor explicación
que encuentro es que parece que algo en mí, por decirlo de alguna forma, da
marcha atrás y acelera al máximo pero ahora en la dirección contraria.
P.
—Lo único que sé es que me entra el pánico y siento que he
de dar marcha atrás y salir de ahí, pero por lo general no estoy completamente
seguro, no sé si realmente quiero salir o si simplemente estoy sufriendo un
ataque de pánico, y aun cuando soy presa del pánico y quiero largarme sigo sin
querer perderlas, por lo visto, de forma que tiendo a dar un montón de señales
ambiguas y a decir y hacer un montón de cosas que parecen confundirlas y
desorientarlas y causarles dolor, y créeme que todo eso siempre termina
haciéndome sentir horrible, incluso mientras lo estoy haciendo. Y tengo que
decirte con total honestidad que es lo que temo que pase con nosotros dos,
porque desorientarte o causarte dolor es absolutamente la última cosa en…
PP.
—La verdad absoluta es que no lo sé. No lo sé. No he logrado
averiguarlo. Creo que lo único que intento al sentarme ahora y hablar de esto
es preocuparme de verdad por ti y ser honesto conmigo mismo y con mi historial
de relaciones y hacerlo en medio de algo en lugar de hacerlo al final. Porque
de acuerdo con mi historial solo al final de mis relaciones parezco ser capaz
de exponer abiertamente algunos de mis miedos sobre mí mismo y mi historial de
causar dolor a las mujeres que me quieren. Lo cual, por supuesto, les causa
dolor a ellas, esa honestidad repentina, y les sirve para expulsarme de la
relación, y después me preocupa la posibilidad de que eso mismo fuera mi plan
inconsciente en el momento de sacar el tema y sincerarme por fin con ellas, tal
vez. No estoy seguro.
P.: …
—Así que de todas formas la verdad es que no estoy seguro de
nada. Solamente estoy intentando contemplar con honestidad mi historial y ver
con honestidad lo que parece ser su conjunto de pautas y saber si es probable
que estas pautas aparezcan también contigo, lo cual créeme que no me apetece en
absoluto. Por favor, créeme que infligirte cualquier dolor es lo último que
quiero, cariño. Este rollo de dar marcha atrás y como diría el señor Chitwin
«cerrar el negocio», eso es lo que quiero intentar explicarte con total
honestidad.
P.: …
—Y cuanto más rápidamente e intensamente las he perseguido
al principio, agasajándolas y yendo detrás de ellas y sintiéndome completamente
enamorado, la intensidad de esa atracción parece ser directamente proporcional
a la intensidad y la urgencia con la que después parezco encontrar vías de dar
marcha atrás y retroceder. El historial indica que esa especie de retroceso
repentino sucede justo cuando tengo la sensación de que las he conseguido. Sea
lo que sea lo que quiera decir conseguido: honestamente no sé lo que quiere
decir. Parece significar que por fin sé con certeza que ahora están tan
entregadas a la relación e interesadas en el futuro como yo. Como yo lo he
estado. Hasta ese momento. Sucede así de rápido. Y cuando sucede es
terrorífico. A veces ni siquiera me entero de qué ha sucedido hasta que se ha
terminado y entonces miro atrás e intento entender cómo ella ha podido sufrir
tanto, si es que ella estaba loca y dependía de mí hasta un extremo antinatural
o si soy un indeseable en lo que respecta a las relaciones. Sucede con una
rapidez increíble. Parece al mismo tiempo rápido y lento, como un accidente de
coche, donde casi parece que lo estás viendo desde fuera en lugar de estar
participando en él. ¿Me estoy explicando?
P.
—Por lo visto tengo que estar todo el tiempo admitiendo que
me aterra que no me vayas a entender. La posibilidad de no explicarme lo
bastante bien o de que por alguna razón, y sin ser culpa tuya, puedas
malinterpretar lo que estoy diciendo y darle la vuelta de alguna forma y acabar
sufriendo. Siento un terror increíble, te lo aseguro.
P.
—De acuerdo. Eso es lo malo. Docenas de veces. Por lo menos.
Unas cuarenta o tal vez cuarenta y cinco. Para ser honestos, tal vez más.
Bastantes más, me temo. Supongo que ya no estoy seguro.
P.: …
—En la superficie, y en relación a los detalles, muchas de
ellas eran bastante distintas, las relaciones y lo que terminó pasando. Pero,
cariño, de alguna forma he empezado a ver que por debajo de la superficie todas
eran más o menos lo mismo. Las mismas pautas básicas. En cierta forma, cariño,
el hecho de ver esto me da bastantes esperanzas, porque tal vez quiere decir
que me estoy volviendo más capaz de entenderme y de ser honesto conmigo mismo.
Parece que estoy desarrollando cada vez más conciencia en este sentido. A una
parte de mí le aterra todo esto, para ser honestos. Los inicios tan intensos,
casi demasiado acelerados, y el sentirme como si todo dependiera de conseguir
que bajen las defensas y se entreguen y me quieran de forma tan total como yo
las quiero a ellas, luego me entra el pánico y doy marcha atrás. Admito que me
produce cierto miedo la idea de ser consciente de todo esto, como si por lo
visto me fuera a hacer falta todo el espacio para maniobrar. Y es extraño, lo
sé, porque al principio de las pautas no quiero espacio para maniobrar, lo
último que quiero es espacio para maniobrar, lo que quiero es entregarme y que
ellas se entreguen conmigo y crean en mí y que estemos juntos en ello para
siempre. Lo juro, prácticamente todas las veces he creído que era eso lo que
quería. Por esa razón no me parece que yo fuera perverso ni nada parecido, ni
que yo les estuviera mintiendo ni nada parecido… Aunque al final, cuando por lo
visto yo ya he dado marcha atrás y me he alejado del todo, ellas sienten casi
siempre que yo les he mentido, como si en caso de haberles hablado en serio
fuera imposible haber cambiado de opinión y dado marcha atrás de esa forma. Y
todavía, para ser honestos, no creo que yo haya hecho nunca eso: mentir. A
menos que simplemente esté racionalizando. A menos que yo sea una especie de psicópata
capaz de racionalizar cualquier cosa y ni siquiera sea capaz de ver las
manifestaciones del mal que están teniendo lugar de la forma más obvia, o tal
vez no me importa nada y lo único que quiero es engañarme a mí mismo y creer
que me preocupo por los demás para continuar viéndome a mí mismo como un tipo
decente. Todo es increíblemente confuso, y esa es una de las razones por las
que he dudado tanto antes de explicártelo, por miedo a no ser capaz de
plantearlo con claridad y a que tú no me vayas a entender y acabes sufriendo,
pero he decidido que si me importas tengo que tener el valor para actuar
realmente en consecuencia, anteponer mi preocupación por ti a mis
preocupaciones y confusiones egoístas.
P.
—Cariño, estoy encantado. Confío en que no estés siendo
sarcástica. Estoy tan confuso y aterrado en estos momentos que probablemente no
me daría cuenta.
P.
—Ya sé que tendría que haberte contado algo de todo esto
antes, y también haberte hablado de las pautas. Antes de que vinieras aquí a
vivir conmigo, y créeme que significó mucho para mí… Me hizo sentir que
realmente te importaba esto, lo nuestro, el estar conmigo, y quiero ser tan
cariñoso y honesto contigo como tú lo has sido conmigo. Sobre todo porque sé
que el venirte aquí fue algo para lo que te presioné mucho. La facultad, tu
apartamento, tener que librarte de tu gato… por favor, no me malinterpretes, el
hecho de que dejaras todas estas cosas para estar conmigo significa mucho para
mí, y es una parte muy importante de por qué creo que te quiero y me importas
tanto, demasiado como para que no me aterre llegar de alguna forma a
desorientarte y hacerte sufrir, y créeme, tendría que ser un psicópata total
para no tener en cuenta esa posibilidad dado mi historial en estas cuestiones.
Eso es lo que quiero ser capaz de decir con bastante claridad como para que me
entiendas. ¿Estoy consiguiendo explicarme aunque sea un poco?
P.
—No es tan simple como eso. Al menos no tal como yo lo veo.
Y créeme que no es que yo vea todo esto como si yo fuera un tío totalmente
decente que nunca hace nada mal. Alguien que fuera mejor tipo probablemente te
habría hablado de las pautas y te habría advertido de antemano antes de empezar
a acostarnos, para ser honestos. Porque te aseguro que me sentí culpable
después de hacerlo. De acostarnos. A pesar de lo increíblemente mágico y
extático y de lo bien que estuvo y que estuviste tú. Probablemente me sentí
culpable porque era yo el que había estado presionando tanto para que nos
acostáramos tan pronto, y aunque me dijiste con toda honestidad que te hacía
sentir incómoda el hecho de acostarnos tan pronto y yo ya entonces te respeté y
me preocupé mucho por ti y quise respetar tus sentimientos pero aun con todo
seguía sintiéndome increíblemente atraído por ti, fue una de esas descargas
irresistibles de atracción, y me sentí tan abrumado por ella que incluso sin
quererlo necesariamente sé que me entregué demasiado pronto y probablemente te
presioné y te apremié para que te entregaras y nos acostáramos juntos, aunque
ahora creo que a cierto nivel probablemente ya sabía lo culpable e incómodo que
me iba a sentir después.
P.
—No me estoy explicando lo bastante bien. No estoy llegando
al fondo. Muy bien, ahora me está entrando pánico de que empieces a sufrir. Por
favor, créeme. Mi única razón para querer que habláramos de mi historial y para
tener miedo de lo que pueda ocurrir es que no quiero que ocurra, ¿entiendes? No
quiero dar marcha atrás de pronto y empezar a intentar escabullirme después de
que tú me hayas dado tanto y hayas venido aquí y ahora que… Ahora que estamos
tan unidos. Rezo para que seas capaz de ver que el hecho de que yo te cuente lo
que siempre ocurre es una especie de prueba de que no quiero que ocurra
contigo. Que no quiero ponerme irritable ni hipercrítico ni largarme y pasarme
varios días seguidos lejos ni ser descaradamente infiel de una forma que seguro
que acabas descubriendo ni ninguna de esas formas repulsivamente cobardes que
he usado antes para salir de algo que he pasado meses persiguiendo intensamente
y esforzándome para conseguir que la otra persona se entregara igual que yo.
¿Me estoy explicando? ¿Te puedes creer que estoy intentando honestamente
respetarte advirtiéndote acerca de mí, en cierto modo? ¿Que estoy intentando
ser honesto y no deshonesto? Que he decidido que la mejor manera de escapar de
esas pautas que harían que sufrieras y te sintieras abandonada y como una
mierda es intentar ser honesto por una vez. Aunque debería haberlo hecho antes.
Aunque admito que tal vez sea posible que puedas interpretar lo que estoy
diciendo ahora como algo deshonesto, como si de alguna forma intentara
asustarte para que te echaras atrás y yo pudiera escabullirme de esto. Y no
creo que sea eso lo que estoy haciendo, pero siendo totalmente honesto no puedo
estar ciento por ciento seguro. No puedo aventurar eso contigo. ¿Lo entiendes?
¿Que estoy intentando quererte con todas mis fuerzas? ¿Que me aterra el no
poder amar? ¿Que tengo miedo de ser fundamentalmente incapaz de hacer otra cosa
que perseguir y seducir y luego echar a correr, entregarme y luego dar media
vuelta, no ser nunca honesto con nadie? ¿De no ser nunca un tipo íntimo? ¿De
ser tal vez un psicópata? ¿Te imaginas lo que me cuesta contarte esto? Y me
aterra que después de contarte todo esto me vaya a sentir tan culpable y
avergonzado que no sea capaz ni siquiera de mirarte ni pueda soportar el estar
contigo, saber que sabes todo esto de mí y en adelante tener miedo todo el
tiempo de lo que estás pensando. Que incluso es posible que el hecho de que
ahora esté intentando honestamente eludir las pautas de enviar señales ambiguas
y escabullirme sea otra forma de escabullirme. O de hacer que seas tú quien te
marches, ahora que te he conseguido, y tal vez en el fondo soy un capullo tan
cobarde que ni siquiera tengo agallas para ser yo el que se marcha, sino que
quiero que seas tú la que se marche.
PP.
—Esas preguntas son válidas y totalmente comprensibles,
cariño, y te juro que haré absolutamente todo lo que pueda para contestarte lo
antes posible.
P.: …
—Solo hay una cosa más que creo que tengo que decirte
primero. Para que la pizarra quede limpia por una vez y todo salga a la luz. Me
aterroriza decírtelo pero voy a hacerlo. Luego será tu turno. Pero, escucha: no
es nada bueno. Me temo que va a hacerte daño. ¿Puedes hacerme un favor y
contenerte y prometerme que intentarás no reaccionar durante un par de segundos
cuando te lo diga? ¿Podemos hablar de ello antes de que reacciones? ¿Me lo
puedes prometer?
E. B. n.º 2, X-1994
CAPITOLA, CALIFORNIA
Gracias por compartir estos textos. Saludos.
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